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Festival Mito y Teatro 2009     archivo

1 - 12 julio   2009

Château de Malérargues - Centro Artístico Internacional Roy Hart (Sud de Francia)

 

Emoción

Planning General
Planning Eventos

editorial en español

 

Dos semanas de talleres, espectáculos, conferencias, master classes y debates.

El festival inaugura una nueva formula y una nueva serie temática:

  • Nueva formula : participación en los dos talleres, mañanas y tardes, dirigidos por Linda Wise y Enrique Pardo con profesores invitados.

  • Nueva serie: "Filosofía" - estableciendo puentes entre teoría y practica, laboratorio y oratorio.

Talleres Laboratorios, mañanas y tardes.

Oratorios : conferencias y debates, sesiones de estudios y tiempos de escritura - por las tardes.

Espectáculos, presentaciones "work in progress", y Conferencias en las tardes y noches.

 

 

Presentación completa en inglés

 

Los Talleres

La Voz de la Emoción

Performance Vocal y Teatro Musical
mañanas

Dirección : Linda Wise

con Liza Mayer, Izidor Leitinger,
Pierre-François Blanchard, Saso Vollmaier.

 

El Genio de la Emoción

Performance Vocal y  Teatro Coreográfico

Dirección : Enrique Pardo

con  Liza Mayer,
Faroque Kahn, Nick Hobbs, Brenda Armendia.

 

Los participantes se inscriben a los dos talleres y a todos lo otros eventos. 11 dias de trabajo, un día de descanso (Lunes 6 de julio.)

Inscripción precio 950€   - incluye 10 comidas (mediodia).
Reducción especial 750€ & 650€ (ver Presentación Completa (en inglés) para información detallada.

Alojamiento - no incluido en el precio. Se puede reservar alojamiento en Malérargues / Centro Roy Hart (solo 12 plazas, 13 noches = 312€) o en las cercanias (campings, albergues, huéspedes.

Emoción

Articulo Editorial

El Festival Mito y Teatro abre una nueva serie bajo el titulo, pabellón Filosofía. Los últimos cuatro festivales los dedicamos a los Mitos de la Voz – desde los mitos fundadores del Roy Hart Theatre a las voces de las Sirenas, de las Sibilas, y, el año pasado, de Sherezade. Sean puras y dulces o rotas y diabólicas, estas voces narran y comentan sus mitos. “Escuchar la voz del discurso, eso diría que es pensar”, es la definición que propone el filósofo italiano Giorgio Agamben. Vamos a proseguir los viajes, con el eco de estas voces en la mente, un poco como Ulises, pero con un nuevo orden del día: después de más de veinte años de peregrinaciones, ha llegado la hora de definir y transmitir el trabajo y filosofía de Pantheatre.
Comenzamos con EMOCIÓN, y con dos puntos de vista radicalmente diversos. En 2001 el prestigioso College de France invitó a Edmund T. Rolls, profesor de computación y neurología en la Universidad de Oxford, para que presente las últimas investigaciones científicas sobre el cerebro y la emoción. Respondiendo a las cuestiones después de su conferencia, lanzó el siguiente reto: “desafío a quien quiera a darme una definición operativa de las emociones diferente a la de un mecanismo reactivo al castigo y a la recompensa.” Cuando el núcleo de un planteamiento artístico y filosófico encara las complejidades y las definiciones mismas de lo que es una emoción, es por lo menos insólito oír una definición así de reductora, binaria y provocadora. El profesor Rolls ha publicado desde entonces un libro titulado: “Las Emociones Explicadas” – ¡no le falta atrevimiento!

He aquí un contrapunto a su posición neo-darwinista (y 2009 marca el bicentenario del nacimiento de Darwin): lo que llamamos hoy en día “emoción”, la mitología la describe en términos de ángeles, o sea de mensajeros. Cuando un ángel pasa, golpea  o sonríe, no solo se plantean cuestiones de impacto y de afecto neurobiológico, sino también de contenido y sobre todo de origen: ¿de dónde, de quién viene el mensaje? Si se eligen las mitologías y las angelologías politeístas como referencias culturales, un acontecimiento emotivo se convierte en un haz plural que trae consigo una constelación de diosas y dioses, y en consecuencia en un fenómeno polifónico y polisémico – incluye mensajes contradictorios y contrapuntos musicales. ¡Max Beauvoir, houngan haitiano, habla de 403 loas (divinidades vodu)! Artísticamente, para mí, no cabe duda: cuanto más compleja sea la apercepción*, mayor la inteligencia de la emoción.
En sus primeras investigaciones, el psicólogo C.G. Jung propuso una teoría llamada de los complejos como principio de clasificación del comportamiento humano en zonas de intensidad. Un complejo sería algo así como un nudo cargado de emoción: si tocas un complejo recibes un choque emotivo. Este postulado se volvió más tarde la base de su teoría de los arquetipos, que James Hillman tomó luego como referencia principal en lo que llamó “psicología arquetipal”. Los científicos, y los psicólogos que aspiran a serlo (con todo el respeto debido al doctor Jung), recurren a conceptos como emoción, libido, energía, complejo, e incluso arquetipo para proteger sus metodologías. En tanto que somos artistas, considero nuestra labor como dar figura y ficción a estas abstracciones: personalizarlas, contextualizarlas. La mitología es un juego figurativo, incluso viene a ser nuestro juego cultural por excelencia: ¡juguémoslo! Vistas así, las religiones deberían ser un placer cultural, ya que se trata ni más ni menos, de las invenciones mas complejas de la imaginación – con sus fabulosas figuras, sus increíbles explicaciones, y sus dictámenes, inaceptables si se toman al pié de la letra.

En el ámbito de los estudios de la emoción y de la conciencia, Antonio Damasio es quizás la figura más influyente y carismática – especialmente en los círculos intelectuales artísticos. He aquí una cita suya que parece obvia: “el cuerpo es el teatro de las emociones.” Pero si cambiamos el orden de las palabras, obtenemos: “el teatro es el cuerpo de las emociones.” Esta reformulación intrínsicamente barroca invierte las ideologías subjetivas, las que colocan lo humano al centro del mundo y
 

que hablan de “mis emociones” dentro de los límites de “mi cuerpo”, como si fuésemos los dueños de “nuestras” emociones en vez de ser las emociones las que nos poseen. Para las artes escénicas se trata de una diferenciación crítica. Las definiciones de la emoción con las cuales trabajamos determinan nuestras estéticas; considero incluso que determinan la forma en que sentimos las emociones - los valores y las intensidades emotivas que sentimos.

Y luego entra en juego… la música, amante caprichosa que le causa grandes dificultades al rigor filosófico. Una definición clásica dice: “la música es el lenguaje de las emociones.” Las ciencias neurológicas la están estudiando muy en serio, sobre todo en los últimos quince años, dándole un rango claramente superior que en el pasado. El profesor Steven Mithen en un reciente libro, The Singing Neanderthals (los Hombres Cantantes del Neandertal), especula sobre la coexistencia (y la guerra) entre el lenguaje y el canto. Su hipótesis es que una de las características fundamentales de los hombres de Neandertal era la expresividad cantada, y que no sobrevivieron a la llegada de los primos “imperialistas”, mucho mejor organizados, porque estaban dotados de palabra y lenguaje: estos primos somos nosotros, los homo sapiens. La ópera contemporánea y el teatro musical proponen distintas formas de matrimonio entre música y lenguaje (y movimiento). Mis armas favoritas para luchar con el ángel de la emoción y confrontar la dicotomía entre canto y lenguaje, son la poética del contrapunto, de la disociación, de las conversiones y correspondencias metafóricas, sabiendo que a veces hay divorcios irreconciliables, pero también lunas de miel que hay que saber gozar.

Es más, escribo a menudo en la pizarra del laboratorio: “la música es el enemigo.” Se trata de una advertencia, de una alarma. En un teatro coreográfico que afina la sensibilidad metafórica hacia las imágenes escénicas, la música ejerce una influencia enorme, es la más potente de las magias, debido precisamente a su alianza con los poderes de la emoción. Al darle prioridad al raciocinio del discurso hablado, o al abandonarnos en la necesidad de expresión personal – “mi” verdad, “mis sentimientos” - no nos damos cuenta hasta que punto la música nos puede dominar. Nos transforma en zombis enseguida, y es por eso por lo que le damos un estatuto divino: ¡la música es divina - y por eso es tan peligrosa! Se trata de no caer en la ilusión de que los dioses y las diosas son una orquestra de acompañamiento sentimental. Puede darse, pero es muy raro en la mitología. De ahí la llamada a la vigilancia y a renovar constantemente el sentido de figuración** : cuando un ángel pasa, cuando la música te sonríe, figúrate qué te dice y quién la manda.

Tenemos mucho por considerar, discutir y experimentar. Espero que podáis uniros a nosotros.
Enrique Pardo

Traducido con José Ramón Muñoz Leza.

 

* Apercepción: los actos de apercepción organizan los distintos ítems informativos con los que trata el sujeto, los reúnen o sintetizan para formar unidades superiores cualitativamente distintas de los elementos que la componen. Con esta noción, se quiere destacar el carácter activo de la mente.

** Figuración: la entendemos como el arte de componer imágenes, ya sea en la percepción como en la creación - artística u onírica. Se trata del entendimiento cultural sintético de una situación, como cuando decimos: “¡figúrate lo que pasó!” - y de posiciones estéticas inspiradas por las teorías (psico)-analíticas y en especial por las propuestas de James Hillman.

 

 

 

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